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El antes y el después de la llegada del agua de grifo a los hogares
Actualmente disponemos de agua en los hogares, un elemento clave para la higiene personal o la limpieza de la ropa y el hogar; también para beber, una necesidad esencial para todo ser vivo. En Barcelona y su área metropolitana, esta es una realidad desde el último tercio del siglo XIX. Pero, ¿cómo era la vida cotidiana antes?
Puedes verlo con la exposición virtual Arte y Agua I: antes de la llegada del agua de grifo, donde hemos querido mostrar cómo era la cotidianidad a través de objetos de nuestra colección. Para explicar el uso de estas piezas hemos utilizado obras de arte de otros museos en las que aparecen dichos objetos, lo que permite situarlos en su contexto.
Los hechos cotidianos que tenemos interiorizados hoy en día eran completamente distintos antes de la llegada del agua de grifo. Para beber agua era necesario ir a fuentes públicas y transportarla con objetos como el botijo. Para lavar la ropa no había alternativa, era necesario ir a un lavadero público. Allí, con las maderas, se hacía la colada; un esfuerzo importante de ir arriba y abajo, pero que tenía una pequeña ventaja: charlar con otras personas que estaban haciendo la misma tarea doméstica.
La higiene personal era otra cosa; hasta mediados del siglo XIX no se valoraba mucho, pero poco a poco fueron apareciendo corrientes que la vincularon a la salud pública. Pero, ¿cómo lo hacían las personas que querían ducharse? Pues se lavaban por partes, las manos, la cara o las axilas, con utensilios como el balde. Sólo en determinadas casas había algún tipo de bañera, que debía llenarse manualmente. El hecho de bañarse no se vinculaba a la higiene, sino a relajarse.
El agua de grifo transformó la calidad de vida y el bienestar de las personas y, tal y como explicamos en Arte y Agua II, el espacio doméstico se adaptó con la aparición de cuartos de baño y una transformación de las cocinas. Los servicios públicos de bomberos, jardinería o limpieza también se adaptaron a la disponibilidad de agua.
En definitiva, las ciudades y viviendas se transformaron gracias al agua, ofreciendo así una mejor calidad de vida a la ciudadanía.